Padre Timoteo Marquina
Chiclayo, Diciembre, 1997 Madrid
«Guiados por el Espíritu»
Querido Padre Timoteo:
Un saludo y un abrazo desde el Pacífico Sur.
Es un placer utilizar el estilo paulino para dar respuesta a tu sorpresiva carta y, aunque no a cabalidad, sí a algunos de tus requerimientos.
Entiendo que es una iniciativa plausible la de elaborar una antología con las creaciones poéticas de habla castellana. Mas aún, creo que sería muy acertado llevar esta iniciativa a una antología de creaciones literarias en general.
Me hubiera gustado disponer de un plazo mas holgado para el acopio y la lógica selección de materiales. Quienes, por ley de vida, tenemos las «carpetas» archivadas en dos o casi tres mundos, nos vemos precisados a ofrecer un aspecto incompleto, real pero incompleto, de los trabajos «cosechados».
Es indudable que la selección personal de los temas resulta -y resultará siempre- más «humana».Por lo general, es el autor el que mejor conoce su obra. Pero es igualmente cierto que, además de ser mas difícil, puede adolecer de sentimentalismos no muy buenos consejeros de lo realmente artístico.
Vaya lo uno por lo otro, ya que en cierto modo, es el autor quien mejor conoce o recuerda los «estados del alma» en que se fueron originando o que fueron originando las expresiones poéticas.
Desde esta perspectiva y, a título personal, podría afirmar que las que yo considero mejores creaciones, las mas «felices”, son las que han venido brotando paso a paso, en los quehaceres y en el transcurso de la vida. Quehaceres y transcurso que, a su vez, causaron e inspiraron los temas motivadores.
«Veredita que te alejas en busca del cementerio,
y una tarde y otra tarde me la llevabas al templo;
Veredita cariñosa que yo crucé tanto tiempo,
dime si por ti ha pasado, dímelo, que no la encuentro»
(«Súplica a mis pasos»)
Los temas mas frecuentados son los paisajes, los acontecimientos familiares, las actividades escolares, las personas de especial predilección, pero sobre todo, la madre».El hecho de que mi madre falleciera antes de mi ordenación sacerdotal -el gran sueño de su vida-, me condujo a una torrentera de composiciones, a cada cual más sentimental, y difíciles de encauzar o enmarcar.
«Y, a medida que llegas en el recuerdo, siento que el corazón me habla de ti tan dulcemente,
que tu figura humana se ilumina, un momento,
rediviva y amable, gloriosa y transparente»
(«Estoy frente a Castilla»)
Es este un recuerdo, el de la madre, que se acentúa al regresar al terruño, es decir, al escenario de las primeras vivencias, las familiares, las imborrables, las permanentes.
«Oh cielo azul! ¡Oh campos! ¡Oh montes de violeta
donde juegan y cantan los pájaros en calma, su maternal recuerdo llega a mi vida inquieta
y yo me vuelvo loco por copiarlo en mi alma!
(”Su maternal recuerdo»)
Conforme pasan los años, llegan otros temas, entre ellos los temas religiosos: María, la Navidad, Cristo en su pasión, muerte y resurrección), temas referidos a la C. M., a la pastoral y a mis tareas de educador. Las composiciones dejan de ser «centones” de sentimientos y cobran un mayor sentido unitario y secuencial. Tanto la palabra como el sentimiento quedan centrados en el tema.
«Ay cómo ladran los perros
tras las palomas del robledal]
(Ronda Infantil, arreglos)
O también:
Venid a ver a Dios, pastores de mi tierra,
vestidos de ilusión, de poncho y marinera
(«Una nueva Ronda»)
Desde mi nombramiento de párroco, se fue abriendo un abanico de responsabilidades locales, diocesanas y nacionales que terminaron por asfixiar mis esporádicos brotes de creación poética. Paradójicamente, a pesar de haber escrito mucho, apenas he tocado la poesía, salvo en lo que se refiere a himnos y canciones.
El texto base del Congreso Misionero del Norte me tuvo «útilmente ocupado» por espació de tres años, 1990 a 1993, la re-redacción de las Memorias del mismo, me distrajo casi dos años más, dañando mortalmente mi vista, ahora penta operada,
No se en qué medida pueda interesarte para tu estudio y presentación pero puedo decirte que, algo que valoran los críticos caseros es la creación de himnos y canciones, ya sea originales en su totalidad ya sea simples arreglos a modo de remiendos.
El himno que escribí para el Colegio Manuel Pardo de Chiclayo se canta, con música del Maestro Rafael Carretero, desde 1965 a la fecha, todas las semanas del año lectivo; al igual que el del Colegio San Vicente de de Paúl de Ica, aunque, al parecer no con la misma frecuencia debido a que la música del P. Alcacer no resulta fácil para los colegiales sureños. El escrito para las Canonesas de la Cruz -dicen- que lo cantan en todas sus casas y en todo el Perú. El de Chiclayo -a mi modo de ver el mas completo- no lo han oficializado por querellas de tipo político.
Bueno, Padre Marquina, creo que nos estamos extendiendo demasiado. Harto trabajo debes tener al acometer una tarea de tantos cohermanos. Siempre a tus órdenes.
No los tengo a mano, pero confieso haber recibido varios libros tuyos. Después de leerlos los voy pasando a loa «padrecitos» y luego van desapareciendo.
En lo que a Carnet de identidad se refiere, a falta de tiempo, te envío dos fuentes distintas para que puedas poner a prueba tu capacidad de «sintetizador”
Como desconozco la amplitud y los enfoques de vuestro proyecto, me limito a señalar un orden de prioridades. De todos modos y en correo aparte, voy a remitirte, algo de lo tengo acá en Chiclayo. Lo de Venezuela y España será para otra oportunidad.
No olvides que la Navidad ha sido siempre uno de mis temas preferidos. Para ti:
«Todo duerme. Solo este pobrecillo
que te acuna sueña con estar contigo
y, en la fría noche, te habla con cariño!
¡Duérmete en mis brazos, duerme, Niño mío,
dentro de mi alma que hace mucho frío, y
calla que aun no es hora de sufrir, Dios mío “Una Humilde Presencia”
Saludos a toda la gente de buena voluntad. Y, a los otros, también. Atentamente,
Enrique Mangana López, C.M.
